Mi soledad me permite moverme sin preocupaciones de aquí para allá aunque algunas veces me reúno con aquéllos de mi misma clase, también están solos, son libres; quizá no seamos muy distintos.
Soy libérrimo, soy un ser triste, me muevo por donde quiero, duermo bajo los árboles y apenas he sentido a lo largo de mi corta existencia el miedo.
No tengo patria, mi casa soy yo, mi techo es el cielo, mi suelo, la tierra que piso cada día.
No sé de dónde vengo, sólo sé que estoy aquí y ahora, mi vida pasa segundo a segundo, rápida y yo, yo, yo me muevo por dónde quiero.
Cruzo por este sitio que me gusta, la tierra es de color grisáceo oscuro, paso debajo de unos palos metálicos, mis patas arden ante el calor que emana de abajo. No miro al cruzar, nunca lo he hecho pues vengo de la libertad sin ataduras que esta vida me ha brindado, no miro porque mi único camino es el camino hacia adelante.
Oigo desde lejos un ruído extraño, no sé qué es, no lo he oído nunca, me da igual, sigo mi camino. Un chirrido fuerte hace que gire mi cabeza, por primera vez en mi vida pienso en recular, en apartarme y darme la vuelta pero no sé qué es lo que se acerca a mi con semejante velocidad.
Logro ver dos feroces montones negros ávidos de muerte montados en un morro reluciente que, insolente, se acerca a mí. No se detiene, me golpea con una fuerza brutal.
Esto no lo había sentido nunca antes, mis patas no responden, me duele todo el cuerpo, espasmos...
(Dedicado a todos esos animales que mueren en nuestros arcenes postrados ante nuestros coches feroces que les quitan su libertad y su vida).
Technorati Tags:vida, muerte, perros, coches, libertad
Generated By Technorati Tag Generator
0 comentarios:
Publicar un comentario
Un comentario puede hacer que este pobre mujik tome aire y se decida a escribir de nuevo ante el inusitado clamor popular.