Le diré de mí mismo que soy un hijo de mi tiempo, un hijo de la increencia y de la duda, lo he sido hasta ahora e incluso (lo sé) lo seré hasta que me muera. Cuántas penas me ha costado ya mi sed de fe y cuántas me cuesta todavía. Una fe que se vuelve más fuerte en mi alma cuantos más argumentos contra ella encuentro.

Fiodor Dostoievsky

05 mayo, 2008

SUPLANTACIÓN

Siento mucho la falta de palabras que emanaba mi mente, la inefabilidad me había comido terreno, un terreno en el que siempre escribí desde el dolor. Dicen que los malos tiempos reverberan en el alma y salen a la luz henchidos en literatura o algún arte.

Bien, he abandonado muchas cosas ahora, había conseguido que los tópicos y las costumbres se instalaran en mi, mi despreocupación emanaba miedos y viejos fanstamas. Esos miedos eran a la decisión, pensaban ellos por si mismos, se habían convertido en mi y su meliflua música de sirena me había atado al mástil del pavor. Mástil que en mas de una ocasión rompen las personas para arrostrar la vida, esa vida que por simple que parezca sólo la podemos vivir cada uno de nosotros. Mis miedos me obligaban a la falta de responsabilidad, ya no podía decidir porque me dejaba arrastrar por mi pasado; cuando desperté se me vino a la mente aquella cita: "vivir consiste más que en lo que se es, en lo que se va a ser, por tanto, en lo que aún no se es".

Yo todavía no soy, no me he encontrado en el mundo por eso puedo hacer daño, puedo y debo pedir perdón. No soy una bala que tenga trazado su camino y sepa que no va haber cambio posible en su efímero existir, soy ahora mismo pura indecisión.

He dejado de suplantarme.




Technorati Tags:, , , ,
Generated By Technorati Tag Generator

2 comentarios:

  1. Quizá lo que eres o pretendes ser ahora, es resultado del aire que respiras, ese que te ha traido el mundo de esta parte.

    ResponderEliminar
  2. Un fragmento..una gran verdad...
    Ya se bien que la conoces,pero leela una vez mas.

    Y el hombre....pobre...¡pobre!
    Vuelve los ojos,
    como cuando por sobre el hombro
    nos llama una palmada;
    vuelve los ojos locos,
    y todo lo vivido
    se empoza, como charco de culpa,
    en la mirada.


    Hay golpes en la vida, tan fuertes . . . ¡Yo no se!

    ResponderEliminar

Un comentario puede hacer que este pobre mujik tome aire y se decida a escribir de nuevo ante el inusitado clamor popular.