Le diré de mí mismo que soy un hijo de mi tiempo, un hijo de la increencia y de la duda, lo he sido hasta ahora e incluso (lo sé) lo seré hasta que me muera. Cuántas penas me ha costado ya mi sed de fe y cuántas me cuesta todavía. Una fe que se vuelve más fuerte en mi alma cuantos más argumentos contra ella encuentro.

Fiodor Dostoievsky

20 enero, 2010

HISTORIA DE LOS HONESTOS TRAGOS DE PEREGRINO Y GINEBRAS

Sin vacilar mucho apuró su segundo gin tonic mientras esperaba mirando el reloj a que volviera su compañero, algo achispado a estas horas de la tarde. Se acomodó en la incómoda silla del Ahorcado Feliz y aún le dio tiempo a pedir otras dos Bulldogs con Tree Fever a la sonriente camarera que pasaba con cuentagotas por los apagados ánimos de las mesas de aquella tarde lluviosa.
Terminando de pedir volvía por el pasillo Ginebras, tambaleante y pensativo, su sonrisa sardónica despertó las iras espúrias de Peregrino que musitó a la par que chillaba:

- Anda tonto, siéntate que te he pedido otra.
- ¡Otra macho! Me vas a destrozar los higadillos, ¡cojones!
- Venga no te quejes que sabes tú que te la bebes más a gusto que la hostia puta.
- Bueno, venga, lo que digas, qué le vamos a hacer si las has pedío ya - falsamente reticente.
- Pues lo que te decía - apuntó Peregrino zanjando rencillas tontas- que el otro día probé un poco de Moby Dick y pega un pelotazo de esos profundos y buenos.
- Qué cabrón, esa me dijiste que había ganado un concurso de estos promarihuaneros, ¿no?
- Efectivamente.
- Pues la AK del otro día un poco más y me mata macho, me bajé con unos ojos a lo de mi novia que no me cabían en las putas gafas. No sabía ya que hacer pa que me bajara el pelotazo.

Peregrino oía a Ginebras con lágrimas en los ojos, sus comentarios le hacían recordar el mismo pelotazo pero él estaba sentado alegremente en la comodidad nórdica de un sofá de Ikea mientras Ginebras se tenía que marchar al piso de su novia que aquella noche lo reclamaba antes de tiempo, así que no paraba de carcajearse y lloriquear como una nena.

Imaginemos que la cámara se aleja mediante un travelling que se va fundiendo a negro muy lentamente. La lente nos muestra la mesa del Ahorcado Feliz, los dos siguen con su conversación, absortos en la penumbra.
El negro es casi total, se oye al fondo:

- Pídete otras dos, hostias.

6 comentarios:

  1. Vaya, la katorga humana is back. Que la felicidad del ahorcado te pille en buena compañía. Un saudo.

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  2. Muchas gracias J, la verdad es que el tiempo apremia y el ordenador, aunque nuevo, sólo piensa en programar. A ver si te veo pronto por ese Casino atrapapacos.

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  3. Vuelve, renovadas tecnologías, el que nunca se había ido.
    En esta ocasión mi intervención tiene que ver con una pregunta y una sugerencia; la primera es ¿por qué esos dos nombres, para sendos arcaicos personajes típicos sí, de un teatrillo puebleril a fondo pintado y sillas de mimbre? Aunque éstos no enrollan a Moby Dick en humo de suertes y pasean sus lindezas por el Ahorcado Feliz. Uno de ellos trae un aire de Philip Seymour Hoffman en Antes que el diablo sepa que has muerto, despunto aquí la nota cinematográfica, muy bien emplazada. La sugerencia es para el personaje de gafas (no sé si gafapasta); todos sabemos qué se hace con la novia para bajar el ciego. ¿O no?

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  4. Nunca me fui, eso es verdad. Lo de los nombres es algo literario, adaptaciones personales aparte. Y el personaje que usted presupone "gafapasta" baja el ciego de formas que no vienen aquí al caso por creerlas yo inconvenientes. Esto es así. Gracias.

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  5. what bands are good to see for emo hairstyles?
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Un comentario puede hacer que este pobre mujik tome aire y se decida a escribir de nuevo ante el inusitado clamor popular.