- Ya era era, cojoncicos.
- Joder, ya estamos. Que ya te he dicho que soy un puto filólogo en paro, buscando cursos como un loco que me puedan dar una semana más de ilusión, que trabaja de peón con un colega cuando ni siquiera sabía lo que era una bovedilla o hacer cemento (masa en el argot) y no cobra más que lo que se saca en fines de semana esporádicos tras la barra de noches de alcohol. ¡Cómo coño quieres que escriba más asiduamente! ¡Ehh! ¡Dime!
- ¡Y yo que sé subnormal de mierda! A ver estudiao más.
- A que me cagóntoloquesemenea. Pareces mi madre en obscura comandita con mi padre. (risas) Por cierto, por lo que me dijiste del anuncio ese, este fin de semana bajé por el pueblo, y en mi casa, mi madre llegó de la farmacia y fui a coger las pastillas para la alergia ésta que me mata cuando al frío le da por irse y para mi infausta sorpresa, encontré entre frenadoles y zyrtecs una botella de Chilly Gel. Pasmado me hallo con mis pastillitas en la mano, sosteniendo la mirada a mi madre, sabiendo que ha dejado de lado su dermovagisil clásico y trágico a la vez. Se ha dejado convencer por esos publicistas que han urdido planes que subliman las películas de Esteso y Pajares, aquéllos que dejan entrever la sensualidad de una muchacha que habla en playback (es imposible que esa última frase mítica la diga esa tía que no deja de sonreír aunque tenga que decir un guión) y juegan cual homo fabers con el nombre del gel para que, mezclado con un muchachica y con un speech directo, vaya derecho al cerebro de un hijo.
- ¿Pero has oído lo que dice la tía?
- Pues dice algo así como que en la más intimo quiere chili, ¿no? y, esto, mezclado con mi madre, pues, joder, no me sabe bien, no veo a mi madre diciendo eso, imaginando que quiere fuego en el coño. Es que, ¡hostias!, menudo nombre para un gel íntimo. Claro y yo estoy allí pensando en el anuncio, en si mi madre lo ha visto y así poder echar unas risas con ella, alegremente, rompiendo la tensión, mi tensión absurda, creada por la visión de un anuncio. He vinculado un nombre como otro de un producto con una frase del demonio que me está matando. (risas).
Si es que esto italianos...
- Joder, ya estamos. Que ya te he dicho que soy un puto filólogo en paro, buscando cursos como un loco que me puedan dar una semana más de ilusión, que trabaja de peón con un colega cuando ni siquiera sabía lo que era una bovedilla o hacer cemento (masa en el argot) y no cobra más que lo que se saca en fines de semana esporádicos tras la barra de noches de alcohol. ¡Cómo coño quieres que escriba más asiduamente! ¡Ehh! ¡Dime!
- ¡Y yo que sé subnormal de mierda! A ver estudiao más.
- A que me cagóntoloquesemenea. Pareces mi madre en obscura comandita con mi padre. (risas) Por cierto, por lo que me dijiste del anuncio ese, este fin de semana bajé por el pueblo, y en mi casa, mi madre llegó de la farmacia y fui a coger las pastillas para la alergia ésta que me mata cuando al frío le da por irse y para mi infausta sorpresa, encontré entre frenadoles y zyrtecs una botella de Chilly Gel. Pasmado me hallo con mis pastillitas en la mano, sosteniendo la mirada a mi madre, sabiendo que ha dejado de lado su dermovagisil clásico y trágico a la vez. Se ha dejado convencer por esos publicistas que han urdido planes que subliman las películas de Esteso y Pajares, aquéllos que dejan entrever la sensualidad de una muchacha que habla en playback (es imposible que esa última frase mítica la diga esa tía que no deja de sonreír aunque tenga que decir un guión) y juegan cual homo fabers con el nombre del gel para que, mezclado con un muchachica y con un speech directo, vaya derecho al cerebro de un hijo.
- ¿Pero has oído lo que dice la tía?
- Pues dice algo así como que en la más intimo quiere chili, ¿no? y, esto, mezclado con mi madre, pues, joder, no me sabe bien, no veo a mi madre diciendo eso, imaginando que quiere fuego en el coño. Es que, ¡hostias!, menudo nombre para un gel íntimo. Claro y yo estoy allí pensando en el anuncio, en si mi madre lo ha visto y así poder echar unas risas con ella, alegremente, rompiendo la tensión, mi tensión absurda, creada por la visión de un anuncio. He vinculado un nombre como otro de un producto con una frase del demonio que me está matando. (risas).
Si es que esto italianos...
No sé tu madre, pero te aseguro que yo me he descojonado. (risas)
ResponderEliminarFilología, si es que os da por estudiar unas cosas … total, para acabar escribiendo “obscura”. Mecagoenlaputabastos
ResponderEliminarAhora en serio, creo que lo he dicho más veces, de tener vuestra edad y vuestra formación yo me pondría a aprender alemán y me piraba de este País de países.
Eso sí, jamás tuvimos camareros y albañiles mejor formados.
Un abrazo solidario @Sensei Katorga. Tómate un par de ellas a mi salud, que lo mío también está muy mal.
Uuuummm... Me pierdo con esta entrada
ResponderEliminarEl anuncio no me ha hecho tanta gracia (pero a mí es que la publicidad), e non parlo italiano (aunque lo del mio intimo e chilly, vaya)
Si el texto tiene parte autobiográfica (y témome que sí)... ¿has pensado en dar clases de castellano fuera? Eso igual tiene salida. Suelen pedir filólogos.
En fin. Un saludo.
Ja, ja, ja, las mujeres siempre quedando mal por comprar chorradas. Y pregunto yo..¿Es para aumentar el fuego o para refrescar?...es que me lío...
ResponderEliminarY hablando de filólogos, yo creo que tendrían mucho trabajo en el parlamento, por ejemplo.
;-)
Saludos.
No quiero ser pesimista pero... ¿A quién se le ocurre estudiar filología en un país en el que triunfa Belén Esteban?
ResponderEliminarSaludos.
Son como caramelos refrescantes pal coño, supongo, (pero en forma de gel).
ResponderEliminarAhhh, pues muy bien, algo imprecindible para las mujeres, supongo.
La publicidad presenta a las mujeres neuróticas, meonas y tontas.
Pero contra esto no se suele protestar, a no ser que esa publicidad vaya dirigida a hombres: al capital no se le toca, feministas, que os dejan sin subvenciones en un plis plas.
De lo de los estudios... Pues no hurgo en la llaga, jajaja.
Un abrazo.
No sé que me llama más la atención si el anuncio en sí (que no he visto) o el que aún haya gente que estudia Filología. ¡¡Si ya me llamaron a mí gilipollas cuando decidí matricularme en Hispánicas hace quince años...!!
ResponderEliminarSea como sea, me alegra volver a leerte, Sensei.
No se por dónde empezar. No se qué es peor, el anuncio o la idea que dan de las mujeres.
ResponderEliminar- ¿Hola?
- ¿Quién es?
- Soy la mujer de rojo.
- !Ah sí! Ya me siento más mujer.
Sensei,no se si el post tiene algo de autobiográfico. Si es así, lo peor es la imagen en tu mente de tu madre usando el dermonosequé. Con eso las mujeres se sienten genial. Oliendo a nubes y bailando entre algodoncicos, volando con alas... todo estupendo. ¿Tán bueno es ser mujer?
- ¡Claro! para eso sirve mi visita semanal, lo de los dolores, el olor y demás asquerosidades son solo daños colaterales.
- Estupendo, voy a ponerlo en mi Facebook.
Con respecto a lo de Filología o no Filología, desde luego estoy totalmente a favor. En un país donde triunfa la "carne de conejo" alguien tiene que mantener la cordura lingüística.
Quizá sólo estudié para mantener un blog a flote. Quizá.
ResponderEliminarGracias a todos por escribir, aún a sabiendas de mi falta de constancia, os debo una. O dos, cañas, digo.
These changes raised the cost of parental time that would be spent on raising many children.
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