MALOS TIEMPOS PARA FANTASMAS

Épocas examenticias, los parciales y finales nos subyugan (a mí ya no pero lo lograron), son momentos en los que los universitarios parecen desparecer de la cálida capital murciana, las noches se vuelven más lúgubres, los camareros de baretos infectos tornan la cabeza hacia la puerta ávidos de muchedumbre ebria, en fin, son días tristes para la capital murciana.

Transmutamos en poco tiempo los universitarios mediocres, a falta de poco para el fatídico día nos ponemos a hincar codos como auténticos dementes, cambiamos las costumbres heredadas a fuerza de alcohol de garrafa en cuestión de minutos porque olemos el pútrido olor del miedo al suspenso, pánico al 4.9 en un examen, somos animales rápidamente adaptables al medio que nos rodea. Demudamos la cara, la piel toma el cariz cetrino que otorga el flexo barato, los ojos se achinan hartos de tanta letra seguida e ilegible ante nuestros cerebros hastiados de información metida a golpe de embudo y nuestro carácter se agría cual ensalada mal aliñada de tres al cuarto. Somos estudiantes malos.

Dejemos que la ciudad se divierta un rato sin nosotros, los de costumbres ocultativas, porque cuando volvamos, volveremos en masa, sedientos como irredentos irlandeses contumaces.

SUERTE A LOS PROFESORES PORQUE HAN DE CORREGIR MUCHO Y DORMIR POCO.

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